A veces tengo la sensación de que he estado toda la vida preparándome para este momento. Estamos viviendo como seres humanos una situación absolutamente nueva para todos, sin precedentes. Es la primera vez, que toda la humanidad tenemos enfrente a un enemigo común y es el momento de poner en práctica todos los recursos personales que ya tenemos.

Al igual que yo, es probable que sientas miedo, inseguridad, rabia, angustia, o quizá preocupación. Es importante que sepas que estas emociones influyen en tu sistema nervioso, activando el sistema nervioso simpático que se encarga de activar las funciones de alerta cuando un estímulo nos produce estrés o percibimos peligro, aumentando los niveles de cortisol. El estrés debilita las defensas, nuestro sistema inmunológico. No te sientas culpable por ello. No podemos evitar lo que sentimos, pero sí podemos elegir lo que hacemos con lo que sentimos. Es tu ACTITUD lo que va a marcar la diferencia en este y en cualquier momento de tu vida.

Gestionar las emociones y hacernos responsables de lo que sentimos es hoy más que nunca, una prioridad. Hoy ya sabemos que el verdadero éxito en la vida tiene que ver con la inteligencia emocional, entendida como la capacidad que tenemos de tomar conciencia, comprender y gestionar nuestras emociones y las de los demás. La gestión adecuada de nuestras emociones nos ayudará, en este momento, a tomar mejores decisiones, gestionar mejor nuestros conflictos, ser más creativos e innovadores, ponernos en el lugar del otro, mantener relaciones más enriquecedoras y en definitiva ser más felices.

Todos queremos ser felices durante el mayor tiempo posible. Aunque para cada uno la felicidad signifique algo diferente. Si de verdad ser feliz es una de tus prioridades, aprovecha estos días y entrena tu cerebro. Tu cerebro está diseñado para la supervivencia y quizá, experimentar emociones que le acerquen a la felicidad no es una de sus características principales. La clave está en ejercitar el cerebro, al igual que ejercitamos el cuerpo mediante el ejercicio físico.

Tienes que saber que con la práctica diaria de mindfulness o atención plena, se reduce el cortisol en sangre, el dolor, disminuyen la escala de lo catastrófico y aumenta la aceptación. Sin duda, todos ellos buenos aliados para este momento. Dicho de otra manera, mejora la calidad de vida.

¿Y si hacemos de la química un aliado para alcanzar la felicidad en estos días?

Déjame que te cuente. Existen hormonas y neurotransmisores en nuestro cuerpo que son responsables de nuestras emociones. Permíteme que destaque dos. En primer lugar, la serotonina. Es la hormona del placer y del humor. Es un neurotransmisor que se encuentra en el sistema nervioso central y que tiene mucho que ver con tu estado de ánimo. ¿Podemos estimular la producción de serotonina? Claro… Simplemente realizando actividades que nos produzcan placer. Lleva una alimentación adecuada, practica una actividad física preferiblemente al aire libre, practica técnicas de relajación, duerme plácidamente, lee, baila, escucha tu música preferida, haz cosas nuevas, y no olvides tener una actitud positiva pase lo que pase.

En segundo lugar, Las endorfinas. Son conocidas como las hormonas de la felicidad o la alegría. Nuestro cuerpo las produce de manera natural aunque su efecto tiene una corta duración. ¿Cómo podemos estimular la producción de endorfinas? Realiza cualquier actividad que te produzca felicidad y alegría. Haz ejercicio. Regálate un masaje. Abraza. Relaciónate más con la naturaleza, aunque sea a través de documentales. Escucha música. Evita el apagón emocional. Practica técnicas de relajación. Evita la rutina y la monotonía. Vive las cosas ahora. En este instante. No te empeñes en cambiar el pasado. Ni siquiera el presente. Sobre todo, ríete y ríete mucho, a carcajadas. La risa libera tensiones y mejora la respiración. La risa relaja la amígdala. Apenas con una ligera sonrisa, liberarás endorfinas y mejorarás de manera significativa tu momento actual.

No olvides que la felicidad se cultiva y se construye poco a poco y que tú eres el auténtico protagonista de tu propia felicidad.