Tanto si tuviste la suerte de estudiar en una escuela de negocios como si no, probablemente tengas alojada en tu cabeza la premisa que reza que el objetivo de una empresa es ganar dinero. Al menos, fue una idea central en mi propia formación en negocios. Aun siendo consultora en temas de sostenibilidad, una de las frases que más escucho es “show me the money” [¿dónde está el dinero?]. Es por eso que me volví parte del grupo de gente que estudia y conecta la idea de la sostenibilidad corporativa con la creación de beneficio económico.

Tras muchos años y casos de estudio, se ha demostrado que la sostenibilidad corporativa, entendida como el desarrollo de prácticas que tienen un impacto positivo en todos los stakeholders, no solo es rentable, sino que también es una buena práctica en los negocios: fomenta la innovación y la creatividad, ayuda a abrir nuevos mercados y nuevas fuentes de ingresos, reduce los costos a largo plazo (en energía y agua, por ejemplo), previene y mitiga una serie de riesgos asociados con el medio ambiente y la marca, contribuye para aumentar la productividad, facilita el acceso al capital, entre otros.

Hace más de 25 años, John Elkington introdujo el término triple bottom line para referirse a un marco de sostenibilidad, el cual toma en cuenta el impacto social, ambiental y económico de una empresa. En junio, él escribió “A management concept recall,” en el cual les recordó a sus lectores que su concepto destaca el impacto económico (no financiero) para transmitir un cambio sistémico radical en las empresas. La mayoría de los líderes en el mundo de los negocios aún se centran principalmente en maximizar las ganancias financieras a corto plazo para los accionistas a corto plazo, a expensas de todos los demás interesados.

Este enfoque en las ganancias a corto plazo conlleva a muchos actos no éticos, ilegales, inmorales y devastadores. Bajo la creencia de que las ganancias deben priorizarse sobre todo lo demás, hemos observado empresas vendiendo productos que provocan cáncer; campañas publicitarias de millones de dólares las cuales enseñan a los niños a pedir comida chatarra u otras compras innecesarias a sus padres; agua limpia siendo contaminada; empleados explotados que trabajan en terribles condiciones o ganando salarios muy pobres; la tala de los bosques; y muchos ejemplos más.

Si la evidencia actual de que la sostentabilidad corporativa es una buena práctica comercial no es suficiente para impulsar cambios significativos en la forma en que hacemos negocios, ¿qué impulsará el cambio?

Durante mi proceso de descubrimiento y preparación como coach y consultora, he encontrado algunas respuestas alentadoras. Primero, debemos recordar que las corporaciones no son las que actúan, sino que somos las personas quienes ejercemos de agentes de cambio. Los consultores de sostenibilidad se han centrado en desarrollar herramientas y métricas para la sostenibilidad convencional, sin tener necesariamente en cuenta el aspecto humano del cambio sistémico que requiere la sostenibilidad corporativa. Rara vez hablamos, por ejemplo, del miedo, la ira, las creencias erróneas, el ego saludable y el no saludable. Igualmente, hemos descuidado el hecho de que la vida es compleja, sistémica e interconectada, por lo que continuamos produciendo soluciones que provienen de la misma mentalidad que creó los problemas: una mentalidad lineal, mecanicista y fragmentada.

El camino hacia una existencia más sostenible es el mismo camino hacia la madurez individual y como sociedad. Es un despertar de la conciencia, un cambio en el paradigma bajo el cual hemos estado navegando. Por lo que requiere una profunda transformación en nuestra mentalidad.

Por supuesto que las corporaciones deben ser financieramente saludables para seguir existiendo. Por supuesto que el apoyar proyectos sociales y filantrópicos, desarrollar iniciativas ecológicas o publicar informes de sostenibilidad es útil e importante. Sin embargo, si realmente nos importa nuestro propio futuro como humanidad y el legado que estamos dejando a nuestros hijos y nietos, es hora de profundizar aún más. Es imperativo que cuestionemos nuestra mentalidad, que descubramos nuestras falsas creencias ocultas de las cuales no somos conscientes y tengamos el coraje de enfrentarlas.

El desafío para los líderes empresariales que realmente quieren marcar una diferencia en el mundo es ir más allá de la implementación de las herramientas de sostenibilidad convencionales. Estos líderes deben desarrollar una capacidad profunda para la autorreflexión, para cuestionarse a sí mismos y poder desarrollar una visión sistémica. Deben desafiarse a sí mismos para desarrollar competencias ocultas que les permitan ver y operar de manera diferente. Deberán iniciar un proceso de sostenibilidad desde dentro de sí mismos y ser el cambio que desean ver en sus negocios y en el mundo.

Sobre Cibele Salviatto

Consultora experta en sostenibilidad y transformación cultural, es coach y terapeuta certificada de Pathwork® con un grado en empresariales de la reconocida escuela de negocios de Brasil FGV (Fundação Getúlio Vargas).

Como directora de la consultora brasileña Atitude Sustentável, ha trabajado con grandes multinacionales como Natura & Co., Basf, Alcoa y Fibria Celulose, promoviendo el cambio cultural en esas organizaciones, desarrollando procesos de engagement con los stakeholders apoyando la planificación estratégica con un enfoque de sostenibilidad.

Ha desarrollado el concepto “Sostenibilidad desde Adentro (Sustainability from Within), un programa dirigido a agentes de cambio en todos los ámbitos: social, político o económico, activistas; pacifistas; medioambientalistas; profesionales de la sostenibilidad, o cualquiera que crea que el mundo puede ser un lugar más justo, más sano, más feliz y más pacífico.