Claves:

  • Los clubes de fútbol se financian mediante diferentes fuentes de ingreso. La recaudación en taquilla es una de ellas, ¿por qué asiste más público a los estadios alemanes e ingleses que a los españoles?
  • Los patrocinadores de los equipos europeos se renuevan constantemente ¿qué hay detrás de la economía del fútbol, de los logos y marcas que aparecen en las camisetas?
  • No se puede entender el negocio del fútbol moderno sin profundizar en los derechos de televisión que genera. ¿Cómo se reparten estos derechos? ¿Nos encontramos ante la burbuja de la economía del fútbol?

 

El fútbol ya ha cambiado. Los equipos siguen formando parte del patrimonio cultural y sentimental de las ciudades y las selecciones, que siguen despertando pasiones, se pueden considerar un símbolo nacional más. Pero más allá de esta dimensión cultural, las últimas décadas han estado dominadas por la relevancia de la dimensión económica y mediática de este deporte.

Los paralelismos entre la economía, las finanzas y el fútbol son evidentes. Como negocio financiero, la economía del fútbol no ha sido ajena a las condiciones económicas mundiales, sobre todo su clase media, los clubes medios. El fútbol también se vio obligado a vender activos, realizar una devaluación interna y apoyarse en las exportaciones. Sabemos que los ingresos provienen de la recaudación en los estadios, los patrocinadores y los derechos de televisión, pero no siempre es fácil descifrar las lógicas e intereses que se esconden detrás de ellos. Vamos a intentarlo.

La taquilla

Según el portal de Internet DeportesyFinanzas.com, entre las cinco grandes ligas europeas la Premier inglesa y la Bundesliga alemana ocupan año tras año las primeras posiciones de asistencia a sus estadios (más del 90 % esta temporada), por encima de la Liga española y la francesa (70 %). La Serie A italiana se sitúa en quinta posición con un 60%. Alemanes e ingleses llenan sus estadios, pero su éxito se basa en modelos diferentes.

Los clubes alemanes no han subido las entradas a pesar del aumento de la demanda del público y mantienen unos precios asequibles. Los clubes de socios cumplen la legislación alemana que les obliga a mantener la mayoría del control de su marca, evitando la entrada de propietarios oligarcas y reforzando la identificación de los alemanes con sus equipos. La Premier, con un reparto de los derechos de televisión más equilibrado, ha generado una competición más igualada que despierta más interés entre sus seguidores y, por lo tanto, mayor afluencia a los estadios.

Los patrocinadores y su impacto económico

La economía del fútbol está en cambio. La influencia de los países está sustituyendo a las grandes marcas comerciales, pero sus inversiones presentan diferentes características. Paul Kagame, presidente de Ruanda, ha invertido 30 millones de euros en el patrocinio del Arsenal. Chad (en el puesto 122 del ranking de países según su PIB que ofrece el FMI) firmó un acuerdo con el Metz francés. Son dos ejemplos de la estrategia de promoción turística que han iniciado países con escasos recursos económicos.

Si miramos a Oriente Medio, la táctica de diversificación de su economía desde el petróleo (Emiratos Árabes Unidos) o el gas (Qatar) al turismo y al ocio se combina con otros intereses. La Fundación Qatar, anterior patrocinador del Barcelona, pagó al club catalán 150 millones de euros en el año 2011. El emir de Qatar, Tamin bin Hamad Al-Thani, compró el Paris Saint Germain en el año 2011. Los expertos coinciden en que detrás de estos movimientos se puede intuir la intención de tejer redes comerciales en países occidentales preparándose para una economía moderna post-gas, haciendo el suficiente ruido para superar la sombra de amenaza que supone Arabia Saudí.

Destaca, por otra parte, la influencia del Abu Dhabi United Group, propietario del Manchester City y el New York City entre otros, todos patrocinados por Etihad. Fly Emirates es la marca con más equipo patrocinados entre los 50 más relevantes de Europa, seguido por Etihad y Qatar Airways, que han apostado por los gigantes futbolísticos europeos (Real Madrid, Milán, Roma, Arsenal…)

Ya en el año 2015 el 38 % de los 2,7 billones de espectadores de la Premier eran chinos, un patrón que se repite en el resto de ligas europeas. Las marcas comerciales lo saben y, como Chevrolet con el Manchester United, ya no buscan aumentar ventas en sus países, sino incrementar consumidores en Asia, África y Oriente Medio.

Sin embargo, ni la industria de la automoción ni las aerolíneas son los sectores dominantes en el ámbito de la economía del fútbol. Las casas de apuestas se llevan un 20 % del total del top 50 de los equipos más valiosos según Brand Finances, aunque la mayoría de equipos son cualitativamente menos importantes.

La televisión en la economía del fútbol

En lo que respecta a la economía del deporte, el reparto de derechos de televisión es vital, y sigue diferentes pautas. En España, sin ser ni mucho menos una excepción, parece evidente que los desorbitados precios están generando una burbuja que no se corresponde con el retorno de la inversión. Mediapro adquirió los derechos de Champions y Europa League hasta el año 2021 por casi 1.100 millones de euros. Operadoras de telecomunicaciones como Vodafone y Orange no parecen dispuestas a pujar por precios tan elevados y Movistar, que finalmente se ha hecho con los derechos de emisión de la Liga para las tres próximas temporadas por 2.940 millones de euros.

El rumor sobre el interés por hacerse con los derechos de los gigantes de Internet (Google, Amazon o Facebook) ha sido una constante, pero no parece una prioridad para estas empresas. La situación de los derechos de emisión de la Liga no presenta un panorama muy diferente teniendo en cuenta su propuesta de incrementar un 30% los ingresos por temporadas desde 2019 hasta 2022, para alcanzar unos ingresos de unos 1.800 millones anuales.

Pero esto no es todo. Qatar, Rusia, Emiratos Árabes Unidos, China… Son países que emergen en el negocio del fútbol entre sospechas de corrupción y amaño en los procesos de elección de sedes mundialistas, utilizando el fútbol como una suerte de soft power para lavar su imagen. Tampoco podemos obviar la gran cantidad de jugadores que utilizan su trascendencia mediática para camuflar escándalos relacionados con el fraude de millones de euros. Está claro, el fútbol es algo más que deporte.