Claves:

  • Las promesas electorales se materializan: el proteccionismo de Trump ha llegado. Pero, ¿realmente servirá la subida de aranceles para crear empleo en EEUU?
  • ¿Cómo afectará la guerra comercial de Trump al orden internacional?
  • La incertidumbre de los inversores es una derivada más de las disputas mercantiles ¿Cómo reaccionarán los mercados?

 

“Las guerras comerciales no son tan malas cuando estamos por detrás de todos los países en términos de balanza comercial”. Son palabras de Donald Trump, quien ha iniciado una guerra comercial de inciertas consecuencias. Gran cantidad de economistas, incluido el Fondo Monetario Internacional, han expresado su temor ante esta situación. La política comercial estadounidense sigue el dictado del nacionalismo económico, con lo que esto puede suponer. ¿Qué impacto puede tener el proteccionismo de Trump en el orden internacional y en el empleo de Estados Unidos?

Las políticas proteccionistas de Trump y el empleo

Paul Krugman analizaba el año pasado en The New York Times las intenciones proteccionistas de la Administración Trump. El momento ha llegado y sus advertencias siguen vigentes. La frivolidad con la que el presidente norteamericano aborda la política comercial (y prácticamente la totalidad de los asuntos que trata) llama poderosamente la atención teniendo en cuenta la complejidad que entraña esta rama de la política económica.

Conviene recordar que los bienes intermedios, aquellos que se utilizan para fabricar otros productos, son un elemento fundamental de una gran parte del comercio moderno. Un arancel sobre el acero puede ayudar a sus productores, pero perjudica a sus consumidores en las fases posteriores del proceso productivo, afectando, entre otros, al sector automovilístico.

A favor de las políticas proteccionistas propuestas por Trump se ha manifestado la principal asociación sindical de EE.UU., la AFL-CIO, que agrupa a más de diez millones de trabajadores, incluidos los empleados siderúrgicos. Parece claro que las medidas proteccionistas de Trump pueden servir para aumentar el empleo en un sector protegido por aranceles, pero a menudo se obvia el impacto negativo que tiene sobre el empleo en otros sectores. En otras palabras, la política comercial puede afectar a la naturaleza del empleo, pero no tanto a su número total. En este sentido, apunta Krugman, que “los aranceles impulsarían a los sectores que requieren mucho capital y que dan empleo a relativamente pocos trabajadores por dólar de ventas”.

Joseph Stiglitz coincide con este análisis. El economista estadounidense ha escrito que reducir las importaciones no serviría para crear puestos de trabajo en el rust belt , sino que serviría más bien para generar empleo en cualquier otro país que se disponga a reemplazar las importaciones que antes provenían de China.

Relaciones Internacionales

Resulta paradójico: EE.UU., que contribuyó a poner en marcha la Organización Mundial del Comercio para fallar en disputas mercantiles, ha desatado la guerra comercial. Parece evidente que el imcumplimiento de las normas que rigen el comercio internacional vendrá acompañado de represalias por parte de los países afectados.

Las relaciones del país norteamericano con la Unión Europea, Canadá y China se resienten. Ya pudimos comprobar la política proteccionista en la última cumbre del G-7. La aceituna de mesa española fue de las primera víctimas, le siguió el aluminio y, más recientemente, el sector automovilístico europeo.

Para justificar las medidas proteccionistas, además del argumento de la seguridad nacional, Trump utiliza la diferencia de aranceles, mucho más elevados, según sus propias palabras, en la UE para los productos americanos. Sin embargo, según el Instituto de Análisis Económico Alemán, los 856.000 millones de euros que la UE exportó a EE.UU. en 2016, pagaron aranceles del 0,7 % de promedio. Los 771.000 millones de dólares (645.000 millones de euros) que EE.UU. exportó a Europa pagaron unas tasas del 0,74 %. Con los datos en la mano, no parece tan claro que resulte casi imposible hacer negocios con la UE, tal y como ha repetido Donald Trump.

El impacto en la Bolsa

La incertidumbre de los inversores es otra de las derivadas de la guerra comercial. De momento, el impacto de los movimientos arancelarios ha tenido un alcance limitado. Según datos de Citi, si se termina aplicando una subida del 25 % a la importación de automóviles, el impacto sobre la inflación sería del 0,1 %. Lo que parece evidente es que la escalada de tensión y el factor de incertidumbre van a limitar considerablemente la posibilidad de que las Bolsas occidentales puedan reaccionar al alza. A día de hoy la volatilidad sigue siendo protagonista del mercado bursátil.